martes, 28 de mayo de 2013

La Improcedencia de los despidos del ICOMEM le cuesta cientos de miles de euros a los médicos madrileños

¿Quien juega con el dinero y el personal del ICOMEM?

La decisión de la actual Junta Directiva del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM) de despedir a 5 trabajadores de la corporación –precisamente 4 de ellos técnicos-titulados universitarios, de los pocos cualificados con que cuenta la institución- ya le ha costado a los colegiados de Madrid decenas de miles de euros en concepto de indemnizaciones.

Los hechos se remontan a septiembre de 2012 cuando, cuatro meses después de haber ganado las elecciones y tras hacerles el vacío durante esos meses, la actual Junta Directiva del ICOMEM mandó sin previo aviso y por burofax sendas cartas de despido a estos trabajadores, alegando que se iban a externalizar sus puestos para ahorrar costes.

Sin embargo, desde un principio, fuentes internas del Colegio han reconocido a Médicos de Madrid que esos despidos se han debido a una imposición de empresa(s) externa(s), que quería(n) tener el campo “aún más libre” para seguir lucrándose económicamente del ICOMEM, considerando que estas personas podían entorpecer sus maniobras por su conocimiento y experiencia.  

Los trabajadores afectados han sido:

- María Sarham Assy (responsable de Protocolo/secretaría de Presidencia. 12 años en el Icomem)
- Ana García Rivas (directora de Comunicación. 12 años en el Icomem)
- Sonsoles Vázquez Bauer (responsable de Prensa Online. 7 años en el Icomem)
- Jorge Díaz Cobas (responsable de Informática. 12 años en el Icomem)
- Emilio Lizarraga Bonelli (secretario de la Comisión Deontológica/Asesoría jurídica. 16 años en el Icomem) 

La Junta Directiva no sólo no se dignó conocer personalmente a estos trabajadores, sino que tampoco externalizó esos puestos ni se preocupó del conveniente “traspaso de papeles” para el buen funcionamiento del Colegio. Todo ello ha originado un sinfín de problemas, situaciones írregulares y retrocesos en la operativa diaria colegial.


Paralelamente, la nueva Junta Directiva contrató a varios asesores (Carlos Amaya, Carlos Lozano –socio de Esbratina-, Rafael Alonso –colaborador de Emilio Villa-…) y personal fijo: Antonio Mora (como director general y que ahora ha demandado al Colegio); a la secretaria Ana Zabaleta (secretaria de Melchor Álvarez de Mon); al abogado José Luis Antolín (el que Uniteco colocó a Juliana Fariña en sus últimos días como presidenta); al periodista José García; y al economista Alfonso Sánchez (antiguo empleado del padre de la actual tesorera).

Asimismo, y como algo nuevo en toda la historia colegial, ha externalizado el dpto. de Personal a FG Asesores (curiosamente, compañía estrechamente vinculada a la Asociación Madrileña de Mediadores de Seguros) y el dpto. de Informática y afines a Medigest , Erb Astania y ePrescripción (empresas directamente vinculadas al secretario general del Icomem, Emilio Villa Alcázar).        

Por el momento, ya se han producido las conciliaciones de los tres primeros despedidos, en las que constan las improcedencias de sus despidos, por lo que el ICOMEM ha tenido que indemnizarles con más de 200.000 euros. Si a esta cantidad sumamos las próximas indemnizaciones, la cantidad total puede rondar los 600.000 euros.
¿El ICOMEM va a seguir permitiendo que una empresa externa juegue con el dinero y el personal de los colegiados?


Olga Lozano

domingo, 26 de mayo de 2013

El niño y la araña


La desinversión en sanidad genera pobreza y paro por la multitud de empresas auxiliares que proveen a los centros sanitarios

EL PAÍS. 21/05/2013 

Una vez un niño, inconsciente como todos los niños, tomo un pañuelo de papel y con él, una araña de pared que, descuidada, había salido del junquillo protector. Con indiscutible habilidad técnica y movimientos simples, fue arrancando una a una sus largas patas. Después dejó el cuerpo indefenso en el suelo y tras varias llamadas concluyó: “Es sorda”.
La economía y la sanidad españolas están a punto de quedarse completamente sordas. Ya no responden a estímulos normales, no reaccionan y son inermes cuerpos a la deriva.
Alguien externo ha ido desmontando las naturales extremidades que permiten el movimiento espontáneo. Primero desarticulando las sinergias, luego quitando músculo a músculo. Al final, nada funciona. El símil del motor gripado que necesita aceite lubricante (el crédito, pongamos por caso), se ha quedado completamente desfasado para explicar los males de nuestra sociedad. Ahora se trata de que el jarabe de palo indiscriminado, los recortes implacables y pseudoaleatorios, han provocado una parálisis total del sistema.

Es importante señalar, como ejemplo, que el mayor hospital de la zona sur de Madrid, es también su mayor empresa por número de trabajadores y una de las mayores por presupuesto global. Sus dársenas de entrada de insumos tienen proporciones fabriles. El depósito de combustible o de agua es mayor que el de una industria pesada. Cada vez que a éste, como a los otros 200 grandes centros sanitarios de España, se le recortan unos pocos euros del presupuesto, por ejemplo para material fungible, hay un parado más en Tarrasa y una fábrica menos en Monforte de Lemos.

La desinversión en sanidad genera pobreza y paro por la multitud de empresas auxiliares que proveen a los centros sanitarios y se ven afectadas.

Por otro lado, la sin duda inconstitucional medida de reducción salarial de sanitarios y docentes, operada en estos últimos años, provocó un fallo en cadena nada menos que de otros grandes motores de la economía: la venta de automóviles y el turismo interior. ¿Quién compró coche en el año posterior a ver cómo desaparecía su paga de Navidad o se extinguían sus horas extraordinarias?, ¿quién reservó vacaciones si, solo por causar dolor, fueron eliminados los pagos en especie consolidados, llamados “días moscosos”, en honor a aquel ministro que no tenía dinero, pero sí imaginación?

Decía García Lorca, en Poeta en Nueva York, que “debajo de las divisiones / hay una gota de sangre de marinero”. Efectivamente, detrás de las grandes cuentas, fríamente analizadas en ruedas de prensa virtuales y sin preguntas, hay ríos de sufrimiento humano.

La araña se queda sorda y nuestras autoridades zombies, siguen transmitiendo dolorosas recetas impuestas, sin crítica, sin tacto y sin final previsible. Siguen arrancando cada pata de la maltrecha economía española.


Juan Martínez Hernández es médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública